Los puzzles son una estupenda manera de divertirse y según Marta García-Lomas —psicóloga experta en niños y adolescentes, y máster en psicología clínica— son una actividad muy recomendable, que produce numerosos beneficios psicológicos. García-Lomas propone este decálogo de motivos por los que los puzzles representan un entretenimiento idóneo para niños y jóvenes:
- Con los puzzles, los niños observan y exploran los objetos que tienen a su alrededor, mejorando su atención y concentración.
- Aprenden a autocontrolarse y a reflexionar antes de actuar.
- Desarrollan la visión espacial y las habilidades cognitivas, aprendiendo conceptos de los diferentes temas sobre los que versa el puzzle (objetos, animales, paisajes, etc.)
- Mejoran el razonamiento perceptivo y las habilidades matemáticas, así como la resolución de problemas.
- Desarrollan la capacidad motora fina, es decir, la de los movimientos manipulativos pequeños, como por ejemplo escribir, ya que tienen que colocar pequeñas piezas en su sitio con gran habilidad y precisión.
- Desarrollan la coordinación viso-motora o, lo que es lo mismo, la que comunica la mano con el ojo.
- Aumentan su capacidad de sacar información específica de algo general, y al revés: de algo concreto (como puede ser una sola pieza) construyen el todo(que es el puzzle completo). Con la imagen general tienen que localizar cada una de las piezas y con ellas conseguir formar el modelo, es decir, aprenden a sintetizar la información recibida del entorno.
- Además les ayuda a mejorar su autoestima y motivación porque conseguir terminar el rompecabezas es un éxito para el niño y una motivación para seguir realizando más.
- También aprenden a organizar información y conceptos de su alrededor, ya que deben ordenar las piezas antes de completarlo.
- Por último, al tener la imagen del puzzle final, se guían por el modelo que tienen delante: aprenden de los demás o de los objetos a su alrededor.
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