viernes, 9 de octubre de 2020
Tarea para los padres en casa, ayudar a practicar a agarrar el lápiz correctamente.
Coger el lápiz correctamente es el primer paso para que los niños escriban bien. Por eso conviene ayudarles a que aprendan cuanto antes. Y será más fácil que lo consigan si empezamos a guiarles a partir de los tres años de edad.
Cuanto antes, mejor
A menudo vemos que lo sujetan como les parece más cómodo, pero es muy posible que esa forma no sea la adecuada. Si no les enseñamos desde que son pequeños, pueden seguir haciéndolo así siempre. Es lo mismo que pasa con la escritura en un teclado. Como no aprendamos a colocar bien los dedos desde el principio, seguiremos escribiendo de modo poco ortodoxo toda nuestra vida.
Pero sostener el lápiz bien es más complicado de lo que parece. Requiere un buen control de la motricidad fina. Y los pequeños la pueden entrenar de manera que les resulte una actividad divertida. Pero antes, es preciso equilibrar la fuerza con la que algunos lo sostienen. Porque muchos, más que sujetarlo, parece que se aferran a él. Y esto, al final, dificulta el proceso de aprendizaje.
Trucos para ejercitar las habilidades motoras de las manos
A continuación, explicaremos algunos de los ejercicios que los pequeños pueden hacer para desarrollar estas capacidades.
1. Para ir perfeccionando el trazo
•Hacer garabatos libremente.
Es la actividad más básica para comenzar, pero resulta muy útil.
•Practicar dibujando figuras.
Círculos, líneas rectas, horizontales, verticales y oblicuas… Pueden hacerlo sobre papel o en una pizarra.
•Colorear dibujos
Esta es una actividad que les encanta y que resulta muy productiva. El objetivo es no salirse de la figura que se rellena con color. Para ello, comenzarán por los bordes y seguirán siempre la misma dirección: de izquierda a derecha o de arriba a abajo.
•En blanco
Al principio utilizaremos hojas grandes sin líneas y les pediremos que escriban de izquierda a derecha.
•Con rayas
Cuando empiecen a dominar el trazo, les pondremos un papel con líneas separadas entre sí que les ayudará a no torcerse.
2. Para adquirir fuerza y precisión
•Enroscar y desenroscar las tapas de botes.
Un acto aparentemente sencillo que les ayudará mucho.
•Atornillar y desatornillar.
Emplear, preferiblemente, piezas de juguete para esta tarea.
•Pintar con pintura de dedos usando el índice.
Esta actividad, que es un juego para ellos, aumentará su destreza.
•Comer solos manejando cuchara y tenedor.
Se trata de un aprendizaje fundamental para que adquieran control y firmeza con la mano.
Cómo es la técnica
Partimos de la base de que, para sostener el lápiz, hay que utilizar el pulgar y el índice. Además, apoyarlo en el dedo corazón y ejercer una ligera presión.
Así pues, podemos invitar al niño a que piense cómo realizar esta pinza. Una buena sugerencia es decirle que ponga esos dos dedos en forma de piquito de pájaro. Este símil le ayudará a comprender mejor.
Otro detalle fundamental es que deben estar convenientemente separados de la punta del lápiz. De este modo, quedará espacio para el anular y el meñique, y la mano se podrá mover con comodidad sobre el papel.
La postura también es importante
Este es otro aspecto que no conviene pasar por alto. Resulta esencial que no se produzca tensión en los hombros o los brazos. Para ello, el niño tendrá que sentarse derecho en la silla, con la espalda recta y los pies pegados al suelo.
La mesa no debe ser ni demasiado alta ni demasiado baja. Con la otra mano sujetará el papel. Necesitamos que mantenga el hombro fijo mientras mueve el codo y la muñeca de la manera adecuada. Además, lo normal es que su mirada siga lo que vaya haciendo su mano.
Para resumir: trataremos de evitar posturas inapropiadas, coger el lápiz correctamente y asegurarnos de que el cuerpo y el papel están en la posición debida.
Refuerzo positivo
Por nuestra parte, nosotros debemos ser buenos modelos para ellos y escribir siguiendo estas pautas. ¡No olvidemos que a menudo imitan lo que ven!
Y, por supuesto, tenemos la obligación de corregir al niño cuando lo haga incorrectamente. Pero hay que hacerlo con tacto, cariño y mucha paciencia. Y elogiándolo siempre cuando lo haga bien. O, simplemente, cuando veamos que se esfuerza y pone empeño. Decirle que si sigue practicando lo conseguirá será un estímulo positivo para él y, sin duda, redundará en su progreso.
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