viernes, 9 de octubre de 2020

Trucos para poner límites y normas a los niños

Los límites y normas deben ser consensuados con la pareja, es decir, ambos progenitores deben estar de acuerdo, y se debe informar de ellos al resto de personas que convivan con el niño o cuiden de él, para que todos los hagan cumplir. Los límites son fundamentales para que los niños aprendan hasta dónde pueden llegar con las figuras de autoridad: padres, cuidadores, abuelos... Ellos desarrollan su personalidad mientras ensayan y comprueban estos límites. Las normas son la moldura en la que el niño se mueve para crecer y crear libremente, mientras desarrolla su autonomía, capacidades y habilidades sociales. La ausencia de límites tiene consecuencias negativas en los pequeños que crecen sin la sensación de seguridad necesaria para un desarrollo óptimo del niño. Luego es necesario aplicar límites necesariamente, ahora bien, la manera de hacerlo dependerá del estilo parental que se utilice en la educación de los hijos. Trucos para poner límites Deben ser mensajes concretos. No vale con decir “pórtate bien”, sino explicar qué conductas son esas que queremos que tenga (los pies fuera del sofá, hablar sin gritar, mantener la habitación ordenada…). Lo mismo sirve para el “siéntate bien” o “habla bien” y parecidos. Necesitamos explicar primero qué significa eso de “bien”. Mejor en frases positivas. Los niños responden mejor a normas y límites que se expresan de forma afirmativa en lugar de negativa. En vez de decirles que 'no chillen', podemos pedirles que hablen en voz más baja o más tranquila, en lugar de explicarles únicamente que no se debe pegar, podemos hablarles de que hay que tratar con respeto y cariño al resto de niños. De forma firme y tranquila. Se debe elegir el momento adecuado para explicarles las normas por las que no están actuando conforme a lo que queremos. Es mejor hacerlo de forma tranquila, pero estableciendo un tono algo serio y no negociable. ¡Un buen truco! Podemos dibujar las normas o poner fotos (mejor dejar siempre que las dibujen ellos, para que se involucren en la importancia de las normas de la casa). La parte difícil es recordarles las normas de forma tranquila cuando las están incumpliendo, pero si nos alteramos es muy posible que ellos se contagien y terminen actuando peor. No ceder. Este el otro momento complicado, porque se trata de mantenerse firme en el NO ante sus peticiones, ruegos, llantos o incluso agresiones. Si hemos establecido una regla que creemos esencial y que consideramos que el niño puede cumplir, lo mantenemos pase lo que pase. Si cedemos lo acostumbramos a que puede cambiar lo que no le gusta mediante agresiones o llantos y lo que pretendemos es que se acostumbre a la frustración de no conseguir lo que quiere y ser capaz de controlar el enfado que siente y manifestarlo adecuadamente. Dar alternativas. A pesar de que no debemos ceder, sí podemos proponer alternativas a lo que pide, o incluso negociar dentro de lo que consideremos que nos parece bien o estamos dispuestos a ser flexibles, aunque siempre que lo pida bien y no haya un mal comportamiento por medio.

Rutinas

Cada mañana empezamos la clase con la rutina de la asamblea, donde los niños se sientan una vez han guardado su mascarilla en la mochila y saludado a los compañeros. Cantamos canciones , aprendemos poemas, hablamos sobre las cosas que nos gustan, ejercicios con la lengua y la boca para aprender a articular, ejercitamos las manos para prepararnos con el lápiz, etc y algunas canciones en inglés para acostumbrarnos al idioma.

Practicar en casa el agarre del lápiz

Tarea para los padres en casa, ayudar a practicar a agarrar el lápiz correctamente.

Coger el lápiz correctamente es el primer paso para que los niños escriban bien. Por eso conviene ayudarles a que aprendan cuanto antes. Y será más fácil que lo consigan si empezamos a guiarles a partir de los tres años de edad. Cuanto antes, mejor A menudo vemos que lo sujetan como les parece más cómodo, pero es muy posible que esa forma no sea la adecuada. Si no les enseñamos desde que son pequeños, pueden seguir haciéndolo así siempre. Es lo mismo que pasa con la escritura en un teclado. Como no aprendamos a colocar bien los dedos desde el principio, seguiremos escribiendo de modo poco ortodoxo toda nuestra vida. Pero sostener el lápiz bien es más complicado de lo que parece. Requiere un buen control de la motricidad fina. Y los pequeños la pueden entrenar de manera que les resulte una actividad divertida. Pero antes, es preciso equilibrar la fuerza con la que algunos lo sostienen. Porque muchos, más que sujetarlo, parece que se aferran a él. Y esto, al final, dificulta el proceso de aprendizaje. Trucos para ejercitar las habilidades motoras de las manos A continuación, explicaremos algunos de los ejercicios que los pequeños pueden hacer para desarrollar estas capacidades. 1. Para ir perfeccionando el trazo •Hacer garabatos libremente. Es la actividad más básica para comenzar, pero resulta muy útil. •Practicar dibujando figuras. Círculos, líneas rectas, horizontales, verticales y oblicuas… Pueden hacerlo sobre papel o en una pizarra. •Colorear dibujos Esta es una actividad que les encanta y que resulta muy productiva. El objetivo es no salirse de la figura que se rellena con color. Para ello, comenzarán por los bordes y seguirán siempre la misma dirección: de izquierda a derecha o de arriba a abajo. •En blanco Al principio utilizaremos hojas grandes sin líneas y les pediremos que escriban de izquierda a derecha. •Con rayas Cuando empiecen a dominar el trazo, les pondremos un papel con líneas separadas entre sí que les ayudará a no torcerse. 2. Para adquirir fuerza y precisión •Enroscar y desenroscar las tapas de botes. Un acto aparentemente sencillo que les ayudará mucho. •Atornillar y desatornillar. Emplear, preferiblemente, piezas de juguete para esta tarea. •Pintar con pintura de dedos usando el índice. Esta actividad, que es un juego para ellos, aumentará su destreza. •Comer solos manejando cuchara y tenedor. Se trata de un aprendizaje fundamental para que adquieran control y firmeza con la mano. Cómo es la técnica Partimos de la base de que, para sostener el lápiz, hay que utilizar el pulgar y el índice. Además, apoyarlo en el dedo corazón y ejercer una ligera presión. Así pues, podemos invitar al niño a que piense cómo realizar esta pinza. Una buena sugerencia es decirle que ponga esos dos dedos en forma de piquito de pájaro. Este símil le ayudará a comprender mejor. Otro detalle fundamental es que deben estar convenientemente separados de la punta del lápiz. De este modo, quedará espacio para el anular y el meñique, y la mano se podrá mover con comodidad sobre el papel. La postura también es importante Este es otro aspecto que no conviene pasar por alto. Resulta esencial que no se produzca tensión en los hombros o los brazos. Para ello, el niño tendrá que sentarse derecho en la silla, con la espalda recta y los pies pegados al suelo. La mesa no debe ser ni demasiado alta ni demasiado baja. Con la otra mano sujetará el papel. Necesitamos que mantenga el hombro fijo mientras mueve el codo y la muñeca de la manera adecuada. Además, lo normal es que su mirada siga lo que vaya haciendo su mano. Para resumir: trataremos de evitar posturas inapropiadas, coger el lápiz correctamente y asegurarnos de que el cuerpo y el papel están en la posición debida. Refuerzo positivo Por nuestra parte, nosotros debemos ser buenos modelos para ellos y escribir siguiendo estas pautas. ¡No olvidemos que a menudo imitan lo que ven! Y, por supuesto, tenemos la obligación de corregir al niño cuando lo haga incorrectamente. Pero hay que hacerlo con tacto, cariño y mucha paciencia. Y elogiándolo siempre cuando lo haga bien. O, simplemente, cuando veamos que se esfuerza y pone empeño. Decirle que si sigue practicando lo conseguirá será un estímulo positivo para él y, sin duda, redundará en su progreso.

Pintando a Pepe en gran grupo

No siempre trabajamos en rincones, dependiendo de la dificultad de la actividad y del ánimo de los chicos podemos variar a grupos mayores, incluso toda la clase junta como fue en el caso en que pintamos con ceras al pollo antes de ponerle las plumas.